Una experiencia...
Madrugar para estar a las 9 en la embajada mexicana, descubrir que nunca en mi vida se me había ocurrido pasar por el congreso de los diputados (tampoco creo que me perdiere nada) y tropezar con una pobre mujer que estaba echando una monedilla a un hombre que pedía en la calle, sí Alba, hoy va a ser tu día.
Fuerzo una puerta de la embajada para entrar bajo la atenta mirada de unos polis apoyados en su lechera justo delante del congreso, parece ser que no se entra por ahí, efectivamente, a solo tres pasos tres monjitas entran sin esfuerzo alguno por la puerta correcta, yo muy dispuesta las sigo en mi afán de hacerlas un adelantamiento pero hoy no es mi día, me hacen un bloqueo divino y me cierran el paso, vale ellas van primero, me ha quedado claro. Bien, me hacen rellenar una hoja de datos personales y cuando me acerco a la ventanilla y tengo que sacar los papeles y el pasaporte que están en mi mochila ¿qué sale tras ellos? una cuerda dorada deshilachada, usada de cinturón para el disfraz de griega (antiguamente complemento del traje de angelito de Andre) enredada en la cremallera, claro, la tía de la ventanilla flipa y me manda volver en 1 hora a hacerme la foto y recoger el visado. (Alba respira, tampoco te lo van a denegar por eso)
5 minutos más tarde... aprovecho y me voy a hacer lo del carnet de alberguista a Recoletos, bueno... ciertas miradas me acechan lo noto, tendré "el guapo" subido (lo dudo un poco, pero lo mismo el madrugón me ha sentado bien), llego a la oficina y me toca dejar la mochila para pasar por el escaner, sí, ahí está el objeto de las miradas, la cuerda maldita colgando libremente su metro y pico, OOOOLE TÚ!! (pienso interiormente).
Me doy un mini-paseo por Gran Vía y recibo la llamada de la embajada :"Ya puede venir ahorita a finalizar el visado". Perfecto pues!! 30 minutos antes de lo previsto, pues nada, me iré para allá. Según voy a entrar, sale una nena en carrito pequeñita supergraciosa riendo (la cabrona debería mirarme diciendo, sí sí soy genial), dos pasos más y ya estoy dentro. Ya entiendo esa risa (¬ ¬), caca, un tremendo olor a caca. La gente de dentro estaba empezando a palidecer, pero un tío como si me conociese de toda la vida me llama nada más entrar para salvarme "Alba, pase aquí, se tiene que hacer la foto y poner las huellas". La foto, pues como cualquier foto, fatal pero tres veces peor, la verdad es que no me preocupaba nada de eso, lo que me inquietaba era salir otra vez a la sala ambientada por la nena. "Espere fuera y ahorita le llamamos". Oh no!! El momento había llegado, salgo y espero, y espero un poco más, los 10 minutos más largos de toda la mañana, pero la espera merece la pena, "Alba, aquí tiene su visado".
Y no comentas nada de las cerves de por la tarde ehh!! Mu mal me parece jajaja
ResponderEliminarBueno tú tranqui, que en una semana y pico podré escribir de algo más que una cerve, ya verás!!! jajaja
ResponderEliminarMe troncho Alba....como si no hubieses soportado caquitas tu....de Clau...cuando se le hincha el piquito...
ResponderEliminarYa... eso es muy pero que muy cierto!! =)
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