miércoles, 8 de agosto de 2012

ACÁ por fin!!

Qué pasa chavos/as!!

Acá me encuentro por fin. 
He sacado un poquito de tiempo para contaros que llegué con éxito a Guadalajara, que estoy bien sana y que me alimento lo mejor que puedo dentro de lo poco que hemos podido optar a comer.

La experiencia de un viaje tan sumamente largo para mí (pues mis trayectos rara vez superan la hora y pico de duración  en los internacionales trayectos Madrid-Bercial o Madrid-Sepúlveda) fue buena a ratos pero muy pero que muy cansada. En Barajas mismo conocimos a una chava muy maja que nos dio sus referencias para cualquier cosa que necesitáramos en GDL, seguidamente vinieron las tristes despedidas (fui fuerte fuerte para no llorar) y después control de seguridad y a coger nuestros asientos. El vuelo Atlanta-Madrid fue bastante cómico, hubo momentos para todo, películas, juegos (partida emocionante de trivial), musiquita y derivados, todo ello con una constante corriente de bebida y comida (jodidos peanuts) que nos hacía más agradable el vuelo en las 3 primeras horas, pero que a partir de la cuarta hora nos hizo sospechar que pretendían cebarnos con fines comerciales, menos mal que no nos tocó bussines porque hubiera sido excesivo. Lo único "malo" es que mientras los más fresas (pijines) se atiborraban de langosta a nosotros solo nos repartieron las toallitas de limón, que la gente para mi sorpresa empezó a restregarse por lugares inhóspitos de sus esculturales cuerpos -no daré más detalles-.
Una vez el vuelo acabó, recogimos los excedentes de comida para posteriores emergencias al igual que una mantita para posibles momentos en los que refrescara y seguidito nos fuimos al control de pasaportes. En un primer momento pensamos "miedo... a ver qué nos dicen", pero un vez ahí nos toco al poli más majo de todo EEUU que nos dio un palique de entre 15 y 20 minutos, menuda conversación intensa tuvimos, después un controlcillo más con una poli (de 2x2 metros de embergORdura) y hacia la puerta de embarque del vuelo Atlanta-GDL. Ahí conocimos a otra chica que coincidencias de la vida era amiga de la chava de Barajas, que como no podía ser diferente (todo el mundo es superamable la verdad) también nos prestó su ayuda. En este 2º vuelo las cosas fueron diferentes, Vachy y yo no íbamos juntas y lo que es peor me tocó al lado un hombre mexicano que durante tres horas no hacía otra cosa que platicar conmigo sobre cosas no muy agradables de la vida acá cuando yo lo único que quería era dormir, eso sí, acabó dándonos también sus referencias y presentándome a media familia suya en pleno vuelo; lo único gracioso que saqué de aquella experiencia con el hombre es que me estuve descoYonando media hora de como llamaba a las azafatas, su nombre oficial para el hombretaño era "Aeromozas", ¿cómo se quedan? yo muerta todavía me hallo. 
Cuando llegamos a tierras mexicanas, pasamos controles, nos requeteolisqueó un perrucho y nos tocó pulsar el botón, ¿y qué es el botón?, pues es una especie de ruleta rusa, si te toca verde respiras tranquila y muestras tu bella sonrisa, si te toca rojo te cagas en la pLuta y te registran todo el equipaje. Nosotras por suerte tuvimos lucecita verde y pudimos ir a agarrar un taxi. Una vez en el taxi el diluvio universal, mil de rayos, gotas del tamaño de kiwis, granizo, piscinas que no balsas de agua y un crazy-driver manejando el taxi a toda leche saltándose semáforos y hablando por el celular, definitivamente pasamos miedo, pero... llegamos al hostal ya de noche, tarde y descompuestas por lo que las aventuras durante el día serán el asunto de la próxima entrada, ah!! y quizás mañana os puedo decir que ya tengo casa!! 

continuará...






1 comentario:

  1. ya hablas como ellos Mijita...jajaja

    a mi tb me salió verde en el semáforo del control de maletas en Cancún, me partó... es un método cuanto menos curioso...

    que todo vaya muy bien...besotes!!!

    ResponderEliminar